Astenia primaveral, esa gran desconocida

Astenia primaveral, esa gran desconocida

Consejos para la astenia primaveral

La astenia primaveral o lo que es lo mismo, ¿por qué motivo nos sentimos tan cansados y alicaídos en primavera? Todo tiene una explicación lógica, se debe al mayor número de horas de luz, al aumento de temperaturas y a la polinización de muchas plantas, y son las mujeres las que más la padecen, así como las personas con edades comprendidas entre los 40 y los 60 años.

El diagnóstico de la astenia primaveral es clínico, en virtud de la observación de los síntomas que presenta. Los síntomas característicos de la astenia primaveral son los siguientes:

  • Cansancio generalizado.
  • Falta de energía para realizar las tareas cotidianas.
  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Somnolencia diurna.
  • Irritabilidad y nerviosismo.
  • Disminución del apetito.
  • Bajada del deseo sexual.
  • Problemas de concentración.
  • Malestar general.

Estos síntomas suelen prolongarse durante una semana o dos, el tiempo que tarda el organismo en acomodarse a las nuevas circunstancias ambientales. Por tanto, estaríamos hablando, más que de una patología, de un trastorno adaptativo.

¿Cómo aliviar los efectos de la Astenia primaveral?

  1. Horarios fijos. Para que el organismo vuelva a encontrar de nuevo su equilibrio es fundamental seguir unos horarios fijos en cuanto a descanso y alimentación.
  2. Buena Alimentación: Es importante hacer cinco comidas al día para que el cuerpo no sufra hipoglucemias que también afectan al ánimo y el bienestar. Además, la dieta ha de ser rica en nutrientes que aporten mucha energía, como los frutos secos o los plátanos, que además son ricos en triptófano (aminoácido precursor de la serotonina, un neurotransmisor que potencia la felicidad).

3.Agua, agua y más agua . Hay que beber, al menos, dos litros de agua al día para estar bien hidratados. Una hidratación insuficiente afecta al estado general de salud pudiendo provocar cefaleas, entre otros.

  1. Mantener un descanso adecuado: Seguir unas rutinas adecuadas a la hora de dormir es fundamental, ya que la astenia afecta al sueño, provocando insomnio, con la posterior somnolencia por la falta de descanso durante el día posterior. Hay que intentar dormir unas 8 horas diarias. Para ello, hay que cenar al menos tres horas antes de irse a la cama, no consultar pantallas en la hora previa a dormir, no ver la tele en el dormitorio, seguir una regularidad en la hora de irse a la cama y procurar que la habitación esté a una temperatura adecuada (18 ºC).
  2. Practica ejercicio. Practicar ejercicio físico moderado con regularidad (caminar, nadar, montar en bicicleta…) estimula la producción de endorfinas y aumenta el tono vital.
  3. PACIENCIA: es algo circunstancial, por ello, debemos intentar calmarnos y asumir que en un breve periodo volveremos a estar al 100% de nuestras capacidades.

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